Mientras preparábamos la conversación a tres bandas entre Txell Feixas, Clara Segura y Cristina Genebat en torno a Tots Ocells, con Ariadna Fernández, Anna Novell y Albert Reverendo planteamos diversas preguntas para profundizar en cómo se construyen y cómo se representan los discursos en torno a la guerra.
Cómo hablamos de la guerra, cómo escribimos sobre ella o cómo la vemos, es decir, cómo adecuamos el lenguaje a una experiencia que se nos escapa.
El silencio de la guerra, Antonio Monegal 1
La primera gran batalla documentada en la historia es la de Qadesh, protagonizada por egipcios e hititas, hace unos tres mil años. Antes de esta, encontramos pinturas rupestres de temática bélica, como la representación de los arqueros en la cueva de Morella la Vella, en Castellón, de hace seis mil años. Desde las civilizaciones más antiguas hasta la actualidad, no podemos desentendernos del presente que nos ha tocado vivir. ¿Qué papel juegan el periodismo, el teatro o la literatura en la explicación, representación y narración de los conflictos bélicos? ¿Cómo condicionan los productos culturales el imaginario de quienes nunca hemos vivido la guerra en primera persona?
Para que haya una guerra, es indispensable la existencia de la figura del enemigo. La formación de esta idea -cómo se crea al otro- o la repercusión de este proceso en aquellos que viven entre mundos, que participan de espacios culturales diferentes, son aspectos que encontramos reflejados en Todos los pájaros. La representación de la construcción de la alteridad en la obra nos hace cuestionar el proceso de formación de las identidades. ¿Podemos tomar conciencia, a través del teatro o la literatura, de las múltiples perspectivas de un conflicto?
El legado intergeneracional de la guerra, la herencia y la gestión del trauma bélico, están presentes en esta y en otras obras de Wajdi Mouawad, como Incendios. Y también nos interpela a todos nosotros. ¿Cómo se relacionan las diversas generaciones con un mismo conflicto? Las que lo vivieron, las que crecieron en el silencio, las que buscan respuestas. Tots Ocells nos muestra cómo las guerras pasadas dan forma a las vidas de las generaciones posteriores.
CREONTE.– ¡El enemigo ni después de muerto puede ser un amigo!
ANTÍGONA.– No he nacido para compartir el odio, sino el amor.
Con este epígrafe, Mouawad traza una línea continua entre la tragedia griega, Antígona, y su tragedia contemporánea. En el caso de Tots Ocells, encontramos una obra llena de múltiples complejidades de todo tipo: las vidas perdidas a causa de la guerra, los conflictos familiares, los desplazamientos, la identidad, el legado intergeneracional del conflicto, la violencia, los dilemas políticos y éticos, la posibilidad de la reconciliación... Sin embargo, entre todos estos pliegues que conforman la trama, descubrimos una verdad latente, simple, soterrada a lo largo de toda la historia y que se revela siguiendo el modelo de la catarsis aristotélica.
Hace tres mil años, dieciséis años después del inicio del conflicto, egipcios e hititas firmaron el primer tratado de paz de la historia. Este acuerdo incluía el compromiso de las generaciones posteriores a respetarlo y aseguró un largo período de entendimiento y colaboración entre los dos pueblos. Hoy, Wajdi Mouawad, con Todos los pájaros, nos invita a preguntarnos:
¿cómo podemos convertirnos en nuestro propio enemigo? ¿Cómo podemos convertirnos en el pájaro anfibio?
1 Monegal, A. (2024). El silencio de la guerra. Acantilado.
