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02.10.2024

24/25 El mundo entero en cada espectáculo

per Oriol Broggi

24/25 Cómo abarcar el mundo entero en cada espectáculo

 

"El arte puede ser una resistencia a nuestros impulsos más fáciles. Odiar es fácil, sobre todo si has crecido educado en ese odio. Entonces, el arte se convierte en una posibilidad, en una resistencia al odio y en una promesa de algo mejor... de un mundo mejor. Y cada obra será como una promesa de vida...”

¿Cómo ofrecer el mundo entero en cada espectáculo, y abarcarlo por un momento y poder sostenerlo en una sola mano? Comprenderlo totalmente... Un intento. Un nuevo intento alegre y vital, de encontrar la frase precisa y la imagen soñada, y poder guardarla para siempre. El actor intenta retener todo aquello que ha atesorado durante los ensayos. Intenta no perder lo que había encontrado durante el proceso, para poder repetirlo cada noche ante ti. Procura no malgastar todos aquellos matices acumulados en su cuerpo. Busca lo imposible de encontrar. Tener lo imposible de abarcar, y mostrarlo. Lo miramos incrédulos, y quién sabe si fascinados. Un trabajo difícil y apasionante. La utopía de buscar la forma perfecta con belleza y presión. Es un esfuerzo titánico.

El teatro es siempre este intento. Un intento, solo. Esa es su grandeza y su fragilidad. Y este impulso de abarcar el mundo entero en cada espectáculo y sostenerlo en la palma de la mano en el fondo no es otra cosa que la voluntad de comprenderlo. Entenderlo, aunque sea por un solo momento. Y compartirlo con ternura.

Cada obra es como una promesa de vida. Una promesa siempre pendiente de cumplir y siempre amenazada de ser frustrada. Cada obra es un intento fallido que, a pesar de todo, querremos volver a hacer. Volver y volver. Y buscar la manera de no perder aquello imposible de fijar.

¿Os imagináis este esfuerzo? Yo lo encuentro maravilloso.

Es la razón de ser de nuestro oficio. Y es cada noche infructuosa.

Y es precioso el intento del actor de no perder aquello que nunca ha llegado a tener, aquello imposible de fijar. Y también es precioso el esfuerzo del espectador de mantener el hábito y la mirada sobre el gesto. Y ambos volver a querer hacerlo y mirarlo conjuntamente. Siempre con la esperanza de lograrlo: la belleza tal vez reside en esa quimera imposible. En el intento terco de captar la vida y estar abocado irremediablemente a no hacerlo perfecto.

Este intento fallido, es el oficio del actor. Estar sediento de vida y tranquilo de mirada, y ofrecernos la promesa de un mundo mejor.

“Nacida de niveles superiores a aquellos por los que se mueven los hombres y las mujeres, la felicidad trae consigo misma su propia negación, la amenaza de su posible ausencia.” El teatro podría ser una manera de sortear este obstáculo del que ya nos hablan los intérpretes de Epicuro... Y con la firme esperanza de lograrlo, cuando comenzamos una nueva temporada tenemos la tentación inevitable de plantearnos grandes retos. Y escribir con grandes palabras unas bellas y elegantes promesas. Nos las hacemos, y de inmediato ya comenzamos a no cumplirlas y ya intuimos que quedaremos faltos de algo... --yo al menos, os confieso que nunca puedo llegar a cumplir del todo las promesas de inicio de curso (tanto en septiembre como en Navidad), pero creo en el intento: creo que el intento en sí mismo ya vale la pena, y ya me da vida y me permite poner en marcha el motor para el año que ha de venir--.

El inicio de una temporada es como el inicio de un espectáculo. “Inquieto por lo que ha de venir, y paciente de gestionar los sueños de todos...”, el rey Duncan ve a Macbeth entrar en escena llegando del campo de batalla, y tras el prólogo la acción comienza con estas palabras: “¿Quién es ese hombre ensangrentado?”. ¿Cómo traducir esta frase? Casi que Próspero podría responder desde la playa de su vejez: “Estamos hechos de la materia de nuestros sueños”.

Estos días leo textos similares al que ahora lees, que alguien más ha escrito antes que yo, en otros momentos de la historia. Los publicaría todos y suscribiría muchas de las cosas que ya se han dicho. Porque al comenzar una temporada también retomamos muchas de estas aventuras tan bien explicadas, intentos y promesas que nos han precedido.

Para poner solo un ejemplo, os transcribo unos fragmentos de la carta que Jean Vilar dirigía a los espectadores para el inicio de la temporada 1961-1962 del TNP. Aquí os dejo el inicio... creo que vale la pena, si queréis, leerla toda entera:

Chers amis, ... la temporada 1960-61 en el Théâtre National Populaire ha sido especialmente feliz. ¿Habría que señalar aquí los resultados? ¡Son considerables! Nuestra profesión tiene poco valor si no está ligada a los hechos, a las historias crueles, o felices, o liberadoras de este tiempo... De todas las profesiones...”
(Termina de leer toda la carta de Jean Vilar...)

Porque, cuando quieres ofrecer el mundo entero, sosteniéndolo en una sola mano... ¿Cómo no prometer más de lo que podrás ofrecer? ¿Cómo encontrar las palabras de esas promesas...?

Uno tiene ganas de inventar nuevas.

Nuevas historias, crueles o felices, o liberadoras. Nuevas formas y nuevas canciones.

Una nueva temporada para todas las nuevas promesas.

Y que se nos ofrezca el mundo... 

- Oriol Broggi

 

Y mientras escribíamos estas palabras, hemos vuelto a entrar en La Biblioteca y hemos vuelto a escuchar estas músicas que os queremos compartir...

 

¡Buena temporada 24-25!

Oriol Broggi
Director artístico
 

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