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13.04.2021

#3 La compañía como encrucijada estable

Algunas personas consideran que un compañero es aquel con quien compartimos el pan. Y tener compañía es tener a alguien con quien compartirlo. Algunas etimologías nos muestran que la propia palabra lleva impluido este significado, solo es necesario separarla en sílabas. Estar en compañía es vivir compartiendo el pan y cuando hacemos algo en compañía, lo hacemos a partir de lo que aporta cada uno. Pero, ¿dónde reside propiamente la compañía? Es decir, cuando "estamos en compañía", ¿dónde está exactamente? Ni del todo tuyo ni del todo mío, la compañía siempre se encuentra en el medio, como el pan que compartimos. Cuando se comparte, este pan ya no es ni tuyo ni mío; de la misma manera, la compañía es el espacio en el que estamos compenetrados, unidos, donde existe complicidad. Es una relación recíproca, un enlace entre dos (o más) caminos que se entrecruzan. Reside en nosotros, pero en un nosotros que no es solo un tú y un yo, sino un lugar común, no compartimentado sino compartido.

Hacer teatro en compañía tiene algo que ver con esto. Aunque cada miembro aporta lenguajes concretos, habilidades y sensibilidad, la compañía es lo que resulta de la amalgama, y esto se concreta en una forma de trabajar y en obras de teatro. Reside en el medio, es la forma de hacer y el resultado. Caminos artísticos que se unen y que en su intersección dan lugar a la producción de lo inesperado. Como una encrucijada, que solo existe como espacio intermedio, como un lugar común de partes que se unen para formar un nosotros. La compañía teatral es muy similar, una encrucijada que se ha vuelto estable, una forma de hacer conjunta basada en el nosotros relacional: "la compañía".

Es evidente que todos los proyectos teatrales que logran crear un buen espectáculo funcionan de alguna manera de esta forma. El teatro es un arte profundamente compartido y colectivo. Incluso si la forma de trabajar está muy compartimentada y la conexión entre las partes depende principalmente de la dirección, todo el equipo genera una obra conjunta. Pero está claro que no genera el mismo espacio común un grupo de personas que se reúnen para un proyecto que una compañía que trabaja de manera estable. La continuidad de la compañía es clave, amplía el espacio intermedio y permite que los espectáculos resultantes (compartidos) dialoguen entre sí. Una compañía, en este sentido, es un cruce de caminos que no cesa, una forma de hacer que nos convoca en sus espectáculos, que nos invita a asistir a la encrucijada que genera.

En medio de todo esto, es importante preguntarse cuántas compañías logran mantener este carácter de encuentro de caminos. ¿Cuántas condiciones materiales les dificultan esto? Y, sobre todo, ¿qué diálogo existe actualmente entre las diferentes compañías? Hasta qué punto logramos también generar encuentros entre las diversas compañías?