El zoo de vidre (El zoo de cristal) es un espectáculo idóneo para comenzar investigaciones escénicas, obras que muestren las costuras de su montaje. Esto es lo que buscamos con la directora Martina Cabanas: se trata de contar la historia con estética de ensayos, y dejar que la fuerza interpretativa de cuatro actores y actrices nos golpee con la dureza y la humanidad del drama que estaremos viviendo juntos.
El zoo de cristal es el retrato de una familia de los Estados Unidos que, sufriendo las consecuencias del crac del ’29, travesía la frontera entre las esperanzas de futuro y las crudas posibilidades reales. En el pequeño piso de los Wingfield, Amanda afana en asegurar el que por ella sería un futuro mejor para sus dos jóvenes hijos, Tom y Laura, mientras arrastra la frustración de haber sido abandonada por su marido.
Tom, que actúa también como narrador de esta historia de recuerdos y fragmentos de memoria, es un joven poeta que trabaja en un almacén para sostener la familia, pero desea vivir aventuras y escapar de la sobreprotección de su sofocante madre. Laura es la hermana pequeña, una chica tímida y cerrada en sí misma y en sus figuritas de vidrio, a quien su cojera supone un gran estigma para relacionarse con el mundo exterior y dar salida a sus ilusiones románticas. El gran golpe de realidad empezará cuando Amanda se empecine a buscar un pretendiente para Laura intentando evitar, así, que sus dos hijos sufran el que ella ha tenido que vivir.
De
Tennessee Williams
Dirección y traducción
Martina Cabanas
Con
David Anguera
Laura Conejero
Clara Moraleda
Roger Torns
Aydante de dirección
Núria Orellana
Escenografía, vestuario, sonido, iluminación
La compañía con los equipos de La Perla 29
Regidores
Pol Quintana y Judit Vidal
Técnica de funciones
Maria Vaillo
Atención al público
Eva Cartañà y Núria Ubiergo
Técnicos en prácticas en ESTAE
Anton Condal y Mei Ventura
Fotografía
Bito Cels y Núria Gámiz
Diseño del cartel
Pau Masaló
Vídeo promocional
David Andreu
Una producción de La Perla 29
Cuando Oriol Broggi me pidió qué pensaba del zoo de vidrio, tuve que serle sincera: hacía más de veinte años que lo había leído y más de manantial que había visto una versión maravillosamente libre a un teatret de Buenos Aires... Así que recordaba muy poca cosa, la imagen de una chica coja que vivía recluida en una vitrina entre figuritas de vidrio. Al llegar a casa, la busqué en mi biblioteca y -ah! los años…- leí otra obra. La obra de una madre, Amanda, que ahoga el suyos hijos de tanto que los mal aprecio y de un chico que no puede más, que la sed de libertad lo empuja adelante. La obra de cuatro personas buenas que se hacen muy mal... Fui a ver a Oriol y le dije que estaba entusiasmada, que no creía que a la obra le hubiera pasado factura el tiempo, al contrario, cuántas familias, cuántas personas viven solas y rodeadas, ellos en medio de aquella grisor, sin entenderse, sin posibilidad de redención, la desesperanza pero también la ternura... Entonces, Oriol, viendo mi ilusión y, porque no decirlo, mi cacao mental, me hizo el mejor regalo del mundo. Me propuso de dirigirla, pero no tan solo esto, me propuso de dirigirla de la manera más libre, casi como si fuera un ensayo, un taller, no lo acabes, fracasa, juega y experimenta, ya tendrás tiempo por los éxitos! Imagino que en los días que corren encontrar a un artista con una compañía que se anime a contratar a otra, casi desconocida, y le proponga que juegue y que se equivoque no es lo más común. Pero este no es un lugar común, La Biblioteca es un espacio muy singular y espero que nuestro Zoo, resulte un fracaso estrepitoso o un éxito, también lo sea.
Martina Cabanas Collell
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(a partir d'1h i 1/2
abans de la funció)